El año pasado será recordado en Cuba. En 2008 tres huracanes asolaron la isla entre agosto y noviembre, causando a su paso un auténtico desastre nacional. Siete muertos, 70.000 casas destruidas, otro medio millón de viviendas afectadas, miles de hectáreas de cultivos arrasadas e importantes daños en las infraestructuras de comunicación y transporte. El gobierno cubano cifra las pérdidas en un total de 10.000 millones de dólares (casi ocho millones de euros).