Venezuela: las multinacionales golpean de nuevo. Pfizer cierra una de sus plantas en Valencia

A finales de mayo de este año se hacía pública la denuncia del cierre inminente por parte de la multinacional estadounidense Pfizer de cerrar una de sus plantas productoras de medicamentos ubicada en la ciudad de Valencia, Carabobo. El pasado 21 de Mayo declaraba Eduardo Samán, ministro del Poder Popular para el Comercio y presidente del INDEPABIS que se estaba evaluando, “la posibilidad de aplicar una medida de ocupación temporal de esa empresa transnacional”. Dichas declaraciones se daban luego de la reunión que sostuvo Samán con el sindicato de trabajadores de la Pfizer, quienes se manifestaban a favor de seguir la consigna de “Fábrica cerrada, fábrica tomada” ante el peligro de perder sus puestos de trabajo por la decisión de la empresa de cerrar sus puertas.

 

A finales de mayo de este año se hacía pública la denuncia del cierre inminente por parte de la multinacional estadounidense Pfizer de cerrar una de sus plantas productoras de medicamentos ubicada en la ciudad de Valencia, Carabobo. El pasado 21 de Mayo declaraba Eduardo Samán, ministro del Poder Popular para el Comercio y presidente del INDEPABIS que se estaba evaluando, “la posibilidad de aplicar una medida de ocupación temporal de esa empresa transnacional”. Dichas declaraciones se daban luego de la reunión que sostuvo Samán con el sindicato de trabajadores de la Pfizer, quienes se manifestaban a favor de seguir la consigna de “Fábrica cerrada, fábrica tomada” ante el peligro de perder sus puestos de trabajo por la decisión de la empresa de cerrar sus puertas.


Según denunciaba el propio Samán, esta multinacional farmacéutica ha recibido cuantiosas divisas para la importación de la materia prima y así garantizar su producción en el país. “Pfizer de Venezuela ha cerrado una de sus plantas en Valencia y estamos muy preocupados, debido a que en esta planta se hacen medicamentos esenciales y necesarios para el país. (…) no puede ser que ellos reciban del Estado todas las divisas para importar y nos paguen con el cierre de una planta y con la generación de desempleo”. 


Pero la lógica del capitalismo es la de generar el mayor beneficio posible, sin importar las consecuencias de impacto social que ello pueda traer. El Gobierno Bolivariano ya debería haber aprendido que no hay posibilidad de alianzas con la burguesía, bien sea la mal llamada “burguesía nacional” o sus amos imperialistas. Ni puede el Gobierno esperar agradecimiento o lealtad alguna de estos sectores por los beneficios otorgados a lo largo de estos años. Recordemos que a pesar de las groseras ganancias de sectores como el bancario, dichos capitalistas han seguido su empeño de guerra de baja intensidad contra el Gobierno Bolivariano para derrocarlo, desgastando su apoyo y erosionando el entusiasmo revolucionario de las masas. De hecho, los propios trabajadores han denunciado que las intenciones de cierre de la planta por parte de Pfizer se conocen desde al menos 2007.


Finalmente, Samán declaró que se elaboraría un informe para ser presentado ante el Presidente y que éste decidiera si se procedía a la declaración de la ocupación temporal de la planta. Con el cierre de la planta se ven afectados unos 175 trabajadores. De hecho, en una nota de prensa publicada a finales de 2005 en el diario El Carabobeño a propósito del anuncio de Pfizer de importar el medicamento Lyrica (prescrito para dolores neuropáticos) se hablaba que ésta, a través de las dos plantas en Valencia producían el 70% de los medicamentos de esta marca que se consumen en Venezuela y además exportan a 16 países de América Latina. Para principios de 2006 generaban 850 empleos directos y 2.000 indirectos. 


La respuesta de la trasnacional no se hizo esperar. Al día siguiente de los anuncios del ministro Samán la farmacéutica Pfizer anunció que analizaba las posibles acciones ante una eventual ocupación de una de sus plantas por parte del Gobierno Bolivariano. En un breve comunicado cargado del caradurismo habitual de los capitalistas, Pfizer dijo que “mantenía su compromiso de seguir suministrando sus productos en áreas terapéuticas clave y se comprometió a llevar un diálogo amigable con las autoridades venezolanas”.


Pasada una semana, el 28 de Mayo, de acuerdo a una nota de la agencia noticiosa Reuters, el propio ministro Samán anunció que Pfizer le  había ofrecido en venta la planta cerrada al Gobierno Bolivariano, además de a otros varios interesados. Según declaró Samán al diario El Universal, “Ellos se reunieron conmigo y me manifestaron que quieren vender la planta. El Ministerio de Salud es quien recibirá la oferta”. Igualmente Samán reiteró que pese a que se garantizará la entrega de divisas para las operaciones de la filial de Pfizer, la fábrica prefiere importar a producir en el país "porque es más negocio".


En una rueda de prensa dada al día siguiente, Francisco Medina, secretario general de SINTRARECEMSERCA, de RECEMCA (una de las contratistas de Pfizer), declaró que unos 50 medicamentos se dejarán de producir en el país, por lo que tendrían que ser importados, si se concreta el cierre de la Planta Este en Valencia de Pfizer. De hecho, anunció que para el 30 de Mayo ya no se estaría produciendo Dramamine (Dimenhidrinato, antiemético, antinauseoso, antivertiginoso y anticinetósico). Otros de los medicamentos cuya producción será eliminada incluyen Motrin (Ibuprofeno, analgésico), Tafil (Alprazolam, ansiolítico), Provera (Medroxiprogesterona, para tratamientos ginecológicos y oncológicos), Mandelamine (Mandelato de metenamina, tratamiento de infecciones recurrentes del tracto urinario), Dalacin (Clindamicina, Antibiótico), Epamin (Difenilhidantoína, Anticonvulsionante), Feldene (Piroxicam, tratamiento de Osteoartritis, artritis reumatoidea, etc.) Lincocin (Lincomicina, antibiótico), entre otros. 


Adicionalmente denunció que desde diciembre se ha despedido a casi 300 empleados, quedando a la fecha 102 personas, entre personal fijo y las pertenecientes a contratistas. Indicó que a los trabajadores fijos se les está ofreciendo una "cajita feliz", que consiste en darles a los empleados un monto mayor al que les corresponde para que firmen la renuncia. Los que no la acepten pasarían a la planta Oeste, aunque en realidad de ello no existe garantía, ya que ni el espacio físico ni la elaboración de los medicamentos es de la misma magnitud o similar a su par Este. Ese día los trabajadores de Pfizer y de sus contratas se reunieron con Marcela Máspero, coordinadora nacional de la Unión de Trabajadores de Venezuela y presidenta de la Federación Nacional de Trabajadores de la Industria Química Farmacéutica (FETRAMECO). 


Crónica de un cierre anunciado


Ya a finales de febrero el diario El Nacional citaba a Máspero declarando sobre la situación de despidos en esta farmacéutica. En su edición del 26 de Febrero, declaraba que Pfizer “ha despedido hasta la fecha a 6 trabajadores fijos y cerca de 100 trabajadores tercerizados. Éstos laboran en el área de empaque y la gran mayoría son mujeres.” En una nota publicada por su corriente sindical en la UNT, la CTR, declaraba que “Esta Empresa ha intentado cerrar la Planta Este en varias oportunidades, la cual está ubicada detrás de la Planta de FORD, y en ésta ocasión arremetió ocasionando despidos masivos, violando hasta el derecho humano de mujeres, madres de familia, que estando embarazadas o en período pre y post-natal, han sido despedidas.” Igualmente indicó que “Los despedidos pertenecen mayoritariamente a la Empresa RECEMCA Service y MANPOWER al área de empaque, oficina y algunos operarios de producción”.


Ante el cierre que ya se veía venir y a pesar de las denuncias de los propios trabajadores, las directrices de Máspero se limitaron a pedir la suspensión de la solvencia laboral: “Exigiremos al Ministerio del Trabajo la suspensión de la solvencia laboral, acudiremos al Ministerio de Salud, Institución que vela por el cumplimiento de la Normativa para este sector y al IVSS y otros entes a los cuales se licitan los productos de esta Empresa, para informar de tan grave situación y exigir que a través de la actuación interinstitucional y conjunta del Estado venezolano, se exija a esta Empresa el cumplimiento de la normativa laboral vigente”.


Vale recordar que en febrero de 2005, Pfizer ya había sido multada y cerrada por 48 horas por el SENIAT, tanto en sus plantas en Valencia como en sus oficinas corporativas en La Castellana, Caracas. Según declaraciones recogidas por VTV, la entonces Gerente de la Región Central del SENIAT, Zeleyka Muskus, informaba que la sanción respondía a incumplimiento de deberes formales en los libros de compra y venta en materia del IVA, así como infracciones en materia de ISLR, específicamente lo relativo a los precios de transferencia. Además del cierre, Pfizer debió cancelar una multa por 25 Unidades Tributarias.


Se concreta el cierre y desmantelamiento de Planta Este


Según una denuncia aparecida el pasado lunes 29 de junio en APORREA, la multinacional Pfizer ha seguido en su determinación de reducir sus operaciones en el país. Arnaldo Fabrega, trabajador de la empresa, que cuenta con más de 20 años de servicios, señalaba que la línea de manufactura estéril para uso hospitalario existente en Valencia fue cerrada hace un par de meses y paulatinamente desmantelada. “Pfizer tiene planificado para este mismo mes, cerrar completamente todas sus operaciones en el territorio nacional, actualmente la empresa cuenta con 160 trabajadores de los aproximadamente 400 que antiguamente tenían”


En el citado artículo, Rosina Romero entrevista a los trabajadores de esta farmacéutica, quienes comentan que “La empresa en el mes de mayo por medio de un acta se comprometió, a no cerrar las plantas y a remodelar las áreas. Sin embargo, hemos visto un desgaste progresivo después de la firma de la misma, porque ni siquiera se han re-establecido las áreas de producción.” Más adelanta comentan que “muchos de los trabajadores que han sido despedidos son los más antiguos, que tenían entre 30 y 35 años de labores, donde simplemente les obligan a renunciar para salir de ellos. A pesar de que Pfizer tiene todas las posibilidades para fabricar en el país, no las aprovecha y al contrario considera la producción de fuera como una alternativa para ganar más dinero.”


Igualmente indicaron que “actualmente la empresa cuenta nada más con una línea de fabricación de medicamentos, que sólo elabora anti-hemorrágicos, además de tener en la mira tres grandes líneas que corresponden al área de manufactura estéril. (…) A futuro la planta quedará principalmente para manejar la importación de medicamentos. Lo único que se está elaborando hasta ahora son; antipiréticos y antibióticos”


Expropiar sin indemnización a Pfizer y ponerla a funcionar bajo control obrero


La burguesía no tiene interés alguno en la inversión productiva en nuestro país. A pesar de sus jugosas ganancias, prefieren continuar trasladando sus plantas a países más “amigables”. De hecho, en una nota publicada en el sitio Mis Finanzas En Línea se cita un documento elaborado por VENANCHAM, la cámara venezolano estadounidense de comercio, a la cual pertenece Pfizer, donde hablan de “la incertidumbre política” como uno de las principales preocupaciones, seguida por “el control de precios, los costos laborales, las licencias y los altos niveles de inseguridad”. Dicho documento igualmente señala que los afiliados a esta cámara, en su mayoría grandes empresas, calculan que la inflación se acelerará a casi un 35%, frente a una meta oficial del 15%.


Al final del día, los únicos interesados en impulsar la producción en el país y en defender la Revolución Bolivariana somos las y los trabajadores. El único camino adelante es la ocupación de las instalaciones de Pfizer, de ambas plantas, y así detener el desmantelamiento de las mismas. No se puede seguir perdiendo tiempo y esperar la aprobación formal de lo que ya ha sido una línea dictada por el presidente en distintas ocasiones. La ocupación de dichas plantas debe ir seguido de la inmediata expropiación sin indemnización de ambas plantas de Pfizer y su recuperación y puesta en funcionamiento bajo control obrero.


Recordemos que el pasado domingo 3 de Mayo, el presidente Chávez reinauguró la planta de producción del Servicio Autónomo de Elaboración Farmacéutica (SEFAR), ubicada en la parroquia Macarao, Caracas. Como muy bien señaló Chávez en esa ocasión al recordar que durante los gobiernos de Isaías Medina Angarita y Rómulo Gallegos se dieron los primeros pasos para la instalación de fábricas de medicamentos, estos gobiernos fueron derrocados por la burguesía parásita que no ha estado ni estará interesada en el desarrollo productivo del país.


Con la recuperación de esta planta, creada en 1993 pero que al no cumplir con las normas y condiciones de operatividad, ni con la capacidad instalada para producir medicamentos, su producción cayó hasta quedar inoperante, se ha anunciado la intención de elaborar medicamentos de alta calidad para combatir los principales males que aquejan al pueblo venezolano como la tuberculosis, malaria, mal de Chagas, entre otros. La materia prima será importada de la India, China, Suecia y Alemania, aunque la intención es que se pueda generar en el país.


Es claro que la expropiación de las plantas de Pfizer puede servir como un primer paso para impulsar adecuadamente la producción nacional de medicamentos. SEFAR debe agrupar a estos trabajadores, tanto los fijos como los mercerizados, para garantizar la producción ya no sólo con una planta en Macarao sino con un conjunto de empresas farmacéuticas del Estado que funcionen bajo control de los trabajadores. Esto debe ir acompañado por supuesto de la nacionalización del resto de las empresas farmacéuticas que desde hace ya décadas iniciaron la migración a países vecinos con leyes laborales más flexibles, poniendo en peligro la salud de los venezolanos.


¡Por la nacionalización de Pfizer y de todo el sector farmacéutico bajo control obrero!

 

Agradecimiento