Entrevista al Ministro de Trabajo, Roberto Hernández

“Mantener la división entre los trabajadores es hacerle juego al imperialismo”  

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Ministro Roberto Hernández defiende papel fundamental de la clase obrera en  la revolución

Roberto Hernández fue  dirigente del Partido Comunista de Venezuela (PCV)  y ahora lo es del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Tras estar al frente de la  vicepresidencia de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, pasó a conducir el Ministerio del Poder Popular para el Trabajo y la Seguridad Social del gobierno bolivariano,  tras el nombramiento realizado por el presidente Hugo Chávez hace, más o menos, un mes.   Este   29 de mayo,  Eduardo Matute y José Ramírez del Frente Revolucionario de Trabajadores de empresas en Cogestión y Ocupadas (FRETECO)  y Carlos Rodríguez, representante de la campaña internacional de solidaridad internacional “Manos fuera de Venezuela”, sostuvieron una conversación con el titular de la cartera del trabajo sobre el papel de la clase obrera en el marco de un proceso revolucionario como el venezolano. Aunque diferimos en algunos puntos que defiende el ministro en esta entrevista, sobre todo en la cuestión del socialismo y el carácter de la revolución, la publicamos por su interés.

“Mantener la división entre los trabajadores es hacerle juego al imperialismo”  

Ministro Roberto Hernández defiende papel fundamental de la clase obrera en  la revolución

Roberto Hernández fue  dirigente del Partido Comunista de Venezuela (PCV)  y ahora lo es del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Tras estar al frente de la  vicepresidencia de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, pasó a conducir el Ministerio del Poder Popular para el Trabajo y la Seguridad Social del gobierno bolivariano,  tras el nombramiento realizado por el presidente Hugo Chávez hace, más o menos, un mes.   Este   29 de mayo,  Eduardo Matute y José Ramírez del Frente Revolucionario de Trabajadores de empresas en Cogestión y Ocupadas (FRETECO)  y Carlos Rodríguez, representante de la campaña internacional de solidaridad internacional “Manos fuera de Venezuela”, sostuvieron una conversación con el titular de la cartera del trabajo sobre el papel de la clase obrera en el marco de un proceso revolucionario como el venezolano.

Freteco.- ¿Cuál es el desafío que, a su juicio, tiene la clase trabajadora venezolana en la etapa actual de la revolución?

Roberto Hernández: Una de las cosas que, a mi juicio,  es más grave aquí en Venezuela, es el no protagonismo de la clase obrera. ¿Cómo podemos hablar en la época moderna de revoluciones, donde la clase trabajadora no juegue un papel fundamental? Por razones elementales,  la clase trabajadora es la que tiene en sus manos la estructura económica y  cualquier transformación revolucionaria tiene que comenzar por cambiar la estructura económica,  y eso sólo lo pueden llevar a  cabo los propios obreros. Ahora  resulta que aquí tenemos un problema que es la división de la clase obrera lo que  ha llevado a que se pierda todo el sentido de clase.

FT: ¿Qué puede hacer el gobierno revolucionario del presidente Chávez para tratar de unificar a los trabajadores?

RH. Esa es la gran tarea que tengo aquí. Y Chávez está muy claro. Él lo ha planteado en el Consejo de Ministros y yo vengo peleando por la unidad de la clase obrera desde hace muchos años. He escrito bastante en el diario Vea. Y en el acto de juramentación en el Teatro Teresa Carreño,  Chávez fue de una claridad meridiana. A mí mismo me sorprendió el conocimiento que tenia del problema de la clase obrera y el problema de la unidad lo planteó en términos dramáticos: “Yo tengo autoridad moral para exigirle a los obreros que se unan”.  Frente a los obreros de Sidor, lo dijo en el mismo sentido, atacando ferozmente a  los que propugnan la división de la clase obrera. No se olviden que hay toda una serie de corrientes internacionales que, presuntamente partiendo del marxismo, le están negando a la clase obrera su protagonismo en las transformaciones revolucionarias. Incluso, afirman que el socialismo lo puede llevar a cabo otras clases y que la clase obrera es minoritaria. Y son escritos de gente que se dice revolucionaria. Algunos como André Gotz  afirman  que la clase obrera no existe, y otros que, con la automatización, la clase obrera ha perdido su capacidad como clase revolucionaria. Cosa que no es verdad. Entre nosotros, hay toda una serie de concepciones que pretenden quitarle su papel de factor revolucionario, en la época moderna.  La clase obrera no ha jugado ese papel por diversas razones. Aquí hay una tesis que me llama mucho la atención que es la de Ivan Mezaros con su  libro “Más allá del Capital”. El habla más allá del capital en un doble sentido:   como instrumento financiero y  sobre el capital de Carlos Marx. Él tiene la tesis de que el gran problema de la revolución mundial es que la clase obrera ha tenido una actitud dual, los sindicatos se ocupan de los procesos reivindicativos, económicos,  y los partidos revolucionarios y comunistas se ocupan de la política, haciendo de alguna manera que la clase trabajadora no pueda jugar su papel. Además, la clase obrera también debe asumir la cuestión política,  y no puede haber transformación sino es a través de la política. Esto lo dijo Lenin:   “la clase obrera no puede emanciparse,  sino es a través de una revolución política”. Únicamente luchando por cuestiones económicas, la clase trabajadora no puede emanciparse, jamás. De manera que ese es el gran reto que tenemos aquí. Aquí hay un movimiento de masas con un alto nivel de conciencia, pero un movimiento de masas no podrá tener la organización y la coherencia necesaria para jugar un papel, si la clase obrera no se organiza.  

FT ¿Algunos sectores que se llaman revolucionarios niegan que dentro de la revolución bolivariana exista lucha de clases?

RH: Ese odio que muestran las posiciones llamadas escuálidas contra el proceso revolucionario, indican  que es una cuestión de clase lo que está por el medio, que Chávez se está ocupando de las clases excluidas. Eso, para mucha gente de la clase media y de la burguesía, es una amenaza. Aquí se mueven prejuicios de toda índole, hasta prejuicios raciales, hay pintas (grafittis) en el Este de Caracas contra Aristóbulo mentándolo como “hijo de la mona chita”. A Chávez, entre ellos, le llaman “el mono”, porque Chávez es zambo. Es una lucha de clases muy aguda que se manifiesta en Caracas y en todas partes de la geografía, ya que lo mismo pasa en Valencia, Barquisimeto, etc. De tal manera que si esta lucha es derrotada,  la gran derrotada será la clase obrera.

FT. De cara a la participación de la clase trabajadora en el impulso de la economía endógena venezolana, ¿cómo ve el debate que ha planteado el presidente Chávez acerca de las empresas socialistas?

RH. Cuántos planes gubernamentales no logran alcanzar su máximo nivel de eficacia, ni la contundencia necesaria porque la clase obrera no está allí metida como clase, sino que participa individualmente.  La fortaleza de la clase  obrera es la organización y la organización no se  puede lograr sin unidad.  Si la clase obrera no está unida, las empresas socialistas,  no lograran producir los objetivos propuestos. Pretender que una, dos o tres fábricas  funcionen aisladas, es imposible,  porque no es un problema únicamente económico sino también político. Y te repito, no podremos formar un partido revolucionario, no podremos adelantar económicamente, no podremos elevar la cultura  del pueblo venezolano, con una clase obrera dividida

FT: ¿Qué pasos concretos cree que debería dar el movimiento de los trabajadores  para conseguir su unificación?

RH: Desde el sector del que provengo, venimos propugnando una constituyente sindical. Ya nadie discute el problema de la unidad sindical, por lo menos dentro de nosotros, dentro de los que estamos con Chávez. Todas esas corrientes que respaldan a Chávez se han pronunciado.  Unos hablan de congreso de unidad, otros hablan de refundación sindical, otros hablan de constituyente sindical, ahora desde el Ministerio le vamos a brindar todo el apoyo. Lo que se requiere  es ir concretando, y sobre todo llegar a las bases. Yo me vengo planteando el problema de la unidad  del movimiento sindical y de la clase trabajadora en términos dramáticos, porque aquí lo que está en juego no es tontería, aquí no van a venir a derrocar a Chávez y a restaurar, como ellos dicen,  un  “régimen democrático”, no, no, no….aquí nos van a pasar por el filo a toditos porque lo único con lo cual pretenden sustituir a Chávez es con el fascismo. Lo más importante para nosotros es que la clase obrera no ha intervenido en este proceso como clase, aun cuando estoy convencido que el 90% de los obreros está con Chávez.

FT. ¿Usted cree que sería posible en Venezuela la construcción de un estado revolucionario similar al de la Comuna de París y de Rusia en 1917?

RH: Lo primero que tienes que tener en cuenta es el carácter de esta revolución. Esta revolución es de liberación nacional porque se trata de enfrentar a un imperio que nos extrae la riqueza, la plusvalía que generan los trabajadores. No podremos avanzar mientras tengamos esa condición, además siempre lo hemos sido, desde la conquista española hasta nuestros días. Y este es un proceso revolucionario que tiene características muy particulares, bueno, no tan sólo nosotros sino que en cualquier parte del mundo la revolución tiene sus particularidades. Pretender nosotros que mecánicamente vamos a salir del capitalismo para entrar en el socialismo, eso es imposible. Nuestro problema es que tenemos que desarrollar las fuerzas productivas. Y además tenemos que hacerlo como un frente social y político heterogéneo, que es lo que siempre hemos defendido.  Para ello, hemos formulado un llamado a las fuerzas motrices de la revolución, clase obrera, campesinado, capas medias y sectores del empresariado con compromiso nacional. Así tenemos a un organismo como Empresarios por Venezuela (Empreven) que Fedecamaras lo vetó como representante ante la OIT.  Por todo ello, por lo complejo de la revolución,   es más necesario que nunca el papel de la clase obrera porque no podrán implementarse las políticas  propuestas por  Chávez.  Entonces, hay que asumir una transición al socialismo, pero eso tarda. Lenin decía cosas como éstas: El socialismo no se puede “implantar”. Y decía implantar entre comillas, porque será posible como  resultado de las fuerzas productivas, de la maduración de las relaciones de producción y la conciencia. No es tan sólo un problema económico, también de la conciencia. O uno cree en la lucha de clases o no cree. Mi presencia aquí como ministro no tiene otro sentido que impulsar y promover que la clase obrera actúe como clase. En ese sentido, vamos a hacer publicaciones que tengan que ver con la clase obrera. Ese es uno de los aspectos que estamos trabajando.

MF. ¿Cree usted que es importante que los trabajadores venezolanos  para poder unificarse  tengan una perspectiva internacional de la lucha contra el capitalismo y el imperialismo?.

RH. Para tener conciencia obrera también hay que tener conciencia del internacionalismo proletario. La clase obrera es internacional, lo mismo que lo es la burguesía. El imperialismo siempre ha tenido muy claro que la clase obrera es un enemigo de su dominación, y han hecho todo lo posible por dividirla,  por ponerla a su servicio. Aquí la primera división que se hizo de la central de trabajadores, la planteó Rómulo Betancourt  en el año 1943, para aliarse con militares reaccionarios y darle el golpe a Medina Angarita, un golpe provocado por el imperialismo.  Así que la primera táctica del imperialismo es dividir a la clase obrera;  luego, vino la dictadura de Pérez Jiménez y volvió a unirse la clase obrera con adecos, copeyanos, comunistas. Se formó el comité sindical unificado, que jugó un papel importantísimo para derrotar los golpes reaccionarios.  Volvió nuevamente Betancourt y dividió otra vez a la clase obrera, o sea que tenía plena conciencia del significado de mantenerla unida.  Es por todo esto que, nosotros no podemos hacer el juego al imperialismo, manteniendo la división entre los trabajadores.

Agradecimiento